lunes, 8 de julio de 2013

Recortes de una vida... la mía - Parte 1: "Querido diario"



Querido diario:



Es la primera vez que te escribo, pero también es la primera vez que tengo un diario. Mi mamá te me ha regalado por mi cumpleaños y me ha dicho que tengo que empezar así, aunque no entiendo por qué, si todavía no te quiero.



Hoy he cumplido ocho años. Y estoy muy feliz, he tenido una fiesta muy bonita, han estado todos mis primos y todos mis compañeros del cole. Mi madre me ha hecho una super tarta de chocolate y he tenido un montón de regalos.



No se muy bien que debo escribirte pero supongo que todos los días tendré que contarte cosas que me pasen, aunque no se si te interesaran, mi vida no es muy entretenida, o al menos eso dice mi padre, que cuando vio lo que mamá me había comprado, me dijo que era una tontería y que para lo que te tenía que contar bien podía utilizar un cromo. No entendí muy bien que quería decir, pero debió ser algo gracioso porque todos los mayores se rieron de lo que dijo, menos mi madre que le pegó en la cabeza con el trapo que tenía en la mano.



Aunque en algo si que tiene razón mi papá. Tampoco tengo mucho que contar pero siempre haré el intento de decirte como me ha ido el día.



Mi mamá me ha recomendado que empiece por el principio, que te hable como si fueras mi mejor amiga o amigo, no tengo muy claro si eres niño o niña, y que no deje de decirte como me siento, que aunque no me puedes responder me ayudaras a sentirme mejor. Eso tampoco lo he entendido muy bien, pero es que los mayores a veces hablan demasiado raro.



Como no tengo muy claro como llegué a mi casa y no entiendo muy bien eso que me dijo papá de una cigüeña que viene de París, te diré como soy yo, para que cuando te abra sepas que soy yo.



Tengo ocho años, aunque eso ya te lo he dicho. Soy un poco bajita para mi edad o eso me dice siempre Susana pelo de rata, pero es que ella es una niña muy mala del colegio que siempre me está chinchando, y en realidad tampoco soy tan baja, soy igual de alta que María y que Ana, incluso hay niños de mi clase que son más bajos que yo, lo que pasa es que Susana pelo de rata es una niña tonta que como no tiene amigas que la quieran nos hace rabiar a todas las demás y nosotras nos enfadamos con ella y no la dejamos jugar, para que se entere, pero ella dice que le da igual y que se lo va a decir a su novio para que nos pegue. Ella dice que Felipe es su novio, pero en realidad es mentira, porque Felipe la pega patadas y la saca la lengua cada vez que se acerca a él.



Estoy un poco flaca. Mi abuela le dice a mi mamá que me debe dar un buen cocido para que me de energía y se me ponga buen color porque dice que estoy muy pálida y parezco amarilla, pero el otro día estuve comparando mi piel con mi pintura amarilla y es mentira, yo no tengo la piel amarilla como dice mi abuela.



Tengo el pelo negro, este si que es igual que mi pintura negra, y lo sé de veras, el otro día me pinté el pelo con la cera negra de mi estuche y no se notaba que me había pintado, así que ahora puedo decir que tengo el pelo negro cera. Lo tengo muy largo, y a mí me gusta mucho así, es como el de mamá, pero ella siempre quiere cortármele un poco, pero yo no la dejo, me gusta llevarlo como ella, además así todo el mundo nos dice que nos parecemos, me gusta mucho parecerme a mi mamá. La quiero mucho y ella es muy buena, es la mejor mamá del mundo.



Bueno ahora me toca la cara, eso no sé como se dice mucho, pero es que en el cole aún no hemos aprendido a describirnos del todo. Me estoy mirando en el espejo y no se muy bien que escribir. Tengo los ojos muy oscuros, aunque no se de que color, por más que me acerco al espejo no consigo distinguirlo, pero si sé que son pequeños, mi papá me llama chinita, porque dice que tengo los ojos raguñaos o algo así, ahora no me acuerdo muy bien de lo que me dice, pero me gusta que me llame así, me hace gracia.





¿Quieres que te cuente de mi fiesta de cumpleaños? No sé para que pregunto, pero como mamá me ha dicho que eres mi nuevo amigo o amiga, sigo sin decidirme si quiero que seas niño o niña, te pregunto, porque yo a mis amigos les pregunto si quieren que les cuente las cosas.



Bueno yo de todas formas te cuento. Mi papá me fue a buscar al cole, y vinimos de la mano. Siempre me trae de la mano, me dice que soy su novia y que por eso me da la mano, a mamá también la da la mano cuando están paseando, aunque a veces también la coge de la cintura y la da besitos.



Cuando llegué a casa mamá salió a vernos y me llevó corriendo al salón tapándome los ojos con las manos porque decía que tenía una sorpresa para mí. Y cuando me dejó que viera, vi a todos gritándome felicidades. Y todo estaba lleno de globos y de cosas colgadas y había un cartel enorme que ponía “FELICIDADES GABRIELA”, ponía mi nombre con letras muy bonitas y muy grandes. Me gustó tanto que casi me puse a llorar, además estaba todo precioso.

 

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-          Cariño, es hora de acostarse

-          Si mamá, ya voy

-          ¿Qué hacías?

-          Estaba escribiendo las primeras hojas del diario.

-          ¿Te gustó el regalo?

-          Si, me ha gustado mucho todo.

-          Me alegro mucho, mi niña, pero ahora – cogió mi diario para dejarlo sobre la mesilla.

-          No, mamá déjame despedirme de él.

-          Está bien, pero solo cinco minutos ¿vale? En cinco minutos vuelvo y apagamos la luz

-          Si – la abracé y me colgué de su cuello para darle muchos besitos en la cara.



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Bueno, mamá quiere que me vaya ya a la cama. Así que creo que tengo que ir despidiéndome de ti, pero solo hasta mañana porque mañana tengo que contarte las cosas que me pasan y si me da tiempo te termino de contar como fue la fiesta que no quiero que te quedes con las cosas a medio saber, que a mí eso no me gusta nada.



Me ha gustado mucho, mucho, mucho poderte contar mis cosas, espero que a ti también te haya gustado mucho, mucho, mucho que yo te haya contado mis cosas.



Un beso muy grande, y te prometo que mañana le digo a mamá que me lleve primero a la cama para que me deje más tiempo para escribirte.



Adiós diario bonito.



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-          ¿Ya has acabado princesa?

-          Si mamá, ya estoy lista para dormir ¿me vas a contar un cuento?

-          Claro, cariño, como todas las noches, ¿Cuál quieres hoy?

-          No sé, elige tú.

-          Um, ¿Qué te parece el de esa princesita que tú y yo sabemos?

-          ¿La que se llama como yo?

-          Esa misma, la princesa Gabriela

-          Pero la gusta más que la llamen Gaby.

-          Eso es, quiere que la llamen Gaby.

-     ¿Qué hace esta chinita despierta todavía? – mi papá asomó la cabeza por la puerta y nos miró sonriendo.

-          Ven papi, mami me va a contar otro cuento más de la princesa Gaby.

-         Oh, eso yo no me lo pierdo – y corrió hasta subirse de un salto sobre la cama, mientras mamá y yo nos reíamos como locas de la cara que había puesto, era muy gracioso.

-          Os quiero mucho – les abracé a los dos a la vez, haciendo que se cayeran sobre mí en la cama y me apachurraran.




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-  En serio iros vosotros solos – nos dijo mamá poniéndose ese abrigo tan bonito que papá y yo la habíamos regalado por su cumpleaños.

-    Pero cariño, no me gusta que tengas que ir sola, la carretera no es muy buena y…

-    Y nada, le prometimos  a Gaby que la llevaríamos, ¿No es así cariño?

-    Si mami.

-    Ves, no podemos negarnos ahora. Yo no puedo ir, pero tú si, así que no se hable más.

-    Sigo diciendo que debería acompañarte, tengo más experiencia que tú en la conducción de montaña, y Gaby puede entender que lo pospongamos unos días –papá me cogió en brazo y me besó en la mejilla - ¿verdad chinita?

-    No.

-   Tú hija ha hablado – se rió mi mamá desordenándome el pelo y dándole un beso a papá después – nos veremos esta noche y me contaréis con pelos y señales como ha ido todo.

-   Si – le respondí muy contenta, tenía muchas ganas de que papá me llevara al zoo a ver a los ositos recién nacidos.

-     Cuida mucho a papá y no le dejes hacer tonterías.

-     Tranquila mami, no le dejaré que le tire comida a los monos grandes para que no le peguen.

-     Eso es mi chiquita.

-     Los monos grandes no me pegan – se quejó mi papá poniendo una de sus cara tontas.

-   No cariño – mi mamá me guiño un ojo – solo salen corriendo de su jaula y te persiguen durante cincuenta metros.

-    Pero fue culpa de la chinita mal agradecida que les dijo que me cogieran – y me hizo tantas cosquillas que casi me caigo al suelo.

-   Bueno, basta chicos, - mamá dio unas palmadas mientras se reía – portaos bien ¿de acuerdo?

-   Si, señor – papá y yo le hicimos el saludo militar que el abuelito Juan nos había enseñado y mamá resopló.

-    No tenéis remedio – mami suspiró – pero os quiero así – nos sonrió y me cogió de los brazos de papá para darme un fuerte abrazo y un beso, luego me dejó en el suelo y se volvió hacia papá – pórtate como un hombre adulto ¿De acuerdo?

-     Siiii – papá la cogió de la cintura y sonrió muy fuerte – y tú ten cuidado ¿vale? Sé prudente en la carretera.

-       Siiii – mamá imitó a papá y yo me reí muy bajito para que no me riñeran – te quiero mucho.

-       Y yo a ti- y se besaron. ¡puag!

-       Jo que asquerosos sois – me metí entre ellos dos y los empujé para que se separan.

-     Oh, creo que mi chinita está celosa – papá me cogió en brazos y me apachurró contra él dándome besos pegajosos por toda la cara.

-      No se cual de los dos es más niño – dijo mamá tirándonos un beso volador y riéndose antes de salir por la puerta.



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 Querido diario:



No se que pasa en casa, pero todo el mundo está raro. Hace dos días que no veo a mamá y papá tampoco es que esté mucho. Ahora es mi abuela Loli la que me viene a buscar al cole y la que me da de comer y me baña y me mete en la cama, pero ella no me cuenta cuentos de la princesa Gaby, y es muy aburrida. Nunca quiere jugar conmigo y siempre está llorando.



Cuando la pregunto que le pasa o donde está mamá y papá me manda a mi cuarto a hacer los deberes. Y eso que casi nunca tengo deberes.



Esta mañana ha vendido papá a comer conmigo, pero estaba muy serio. Como aquel día en el que discutió con el vecino de al lado porque su perro casi me come. No sonreía y eso que papá siempre está sonriendo, a papá le encanta sonreír.



Le pregunté que le pasaba y no me contestó, solo me dijo que comiera todo, cuando le dije que tenía cara triste me dijo que la tía Rosa me iba a ir a recoger por la tarde al cole y me llevaría con ella a su casa, tenía ganas de decirle que no me gusta ir con la tía Rosa, que su casa huele a comida de gatos y que el primo Víctor siempre me tira del pelo, pero no quise ponerle más triste, porque sé que no le gusta que me queje de la tía.



Cuando acabamos de comer, me cogió en brazos para bajarme de la silla alta, porque hoy no comimos en la mesa como cuando está mamá, hoy comimos en la cosa donde se hace la comida con las sillas altas esas a las que no llego, y cuando me tenía en brazos y le pregunté cuando venía mamá de su viaje, en lugar de contestarme, me abrazó muy fuerte, más fuerte de lo que nunca me ha abrazado y luego me dejó en el suelo y se fue sin decirme nada.



Me gustaría que mamá volviera pronto para que me ayudara a hacer que papá deje de estar triste, y para que haga que la aburrida abuelita Loli se vaya a casa y para que me vaya a buscar al cole, para no tener que aguantar que Víctor me tire del pelo.



Estoy enfadada con ella, porque no sé por qué no viene, y tampoco sé por qué se ha ido, ni siquiera me ha avisado que iba a tardar tanto en volver de su viaje. Cuando vuelva le voy a decir que estoy muy enfadada con ella, y que me va a tener que comprar un helado de chocolate de dos bolas para que la perdone.



Tengo un poco de sueño, Víctor ha estado toda la tarde persiguiéndome para medirme las trenzas y no he podido dejar de correr, hasta que conseguí que se cayera y se hiciera un chichón en la cabeza que le quitó las ganas de perseguirme y le dio un buen dolor de cabeza. Así que me voy a dormir ya, aunque papá aún no ha venido a arroparme, ni a contarme mi cuento, ni a darme mi beso de buenas noches. Pero desde que mamá se fue de viaje hace dos días, él ya no hace esas cosas.



Un beso muy fuerte mi diario lindo.



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-    Gabriela, tenemos que hablar – mi papá me esperaba muy serio en el salón cuando regresé por la tarde del cole con mi abuelita Loli.

-      ¿Ya sabes cuando va a volver mamá?

-      Cariño – se sentó al lado mío en el sofá y me acarició el pelo – mamá no va a volver.

-      ¿Por qué no? ¿Está enfadada porque el otro día no recogí mis juguetes?

-      No, cariño, ella jamás se habría enfadado contigo.

-     Entonces ¿Por qué no quiere volver conmigo? – me puse a llorar – dile que voy a ser buena, que no me voy a quejar de nada, y que ya no estoy enfadada porque se fuera sin avisarme.

-     Mi niña las cosas no siempre son como queremos – él también estaba llorando – mamá ha tenido que irse a un lugar en el que va a estar mejor.

-     Yo quiero ir con ella, llévame con ella papá.

-     No podemos ir con ella.

-    ¿Por qué no? yo quiero estar con mamá, quiero estar con ella – comencé a llorar aún más fuerte y papá me abrazó y lloró conmigo.

-     Ella está ahora en un lugar en el que nosotros no podemos ir – me besó en la cabeza y me separó de él para secarme la lágrimas – está en el cielo, cariño, con el abuelito Arturo.

-    Pero eso está muy lejos, yo no quiero que mamá esté tan lejos, yo quiero que esté aquí con nosotros, como siempre, quiero que estemos los tres juntos.

-    Pero eso ya no va a poder ser, cariño, a partir de ahora solo estaremos nosotros dos. Tú y yo.

-  Pero yo quiero que mamá también esté, quiero que ella esté, tienes que traerla, tienes que ir a buscarla, tienes que hacerlo – le golpeé en el pecho con mis puños – tráela con nosotros – cerré los ojos y los apreté con fuerza – hazlo.

-    Shhh – mi papá me cogió las manos y volvió a abrazarme con fuerza mientras me ponía otra vez a llorar – llora mi niña, llora.



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Querido diario:



Hoy es el día más triste de toda mi vida. Mi mamá se ha ido. Para siempre. Mi papá me lo acaba de decir y no se que voy a hacer. Lo único que me apetece es llorar.



Él me ha dicho que se ha ido a un sitio mejor, que está en el cielo con el abuelo Arturo, pero yo sé que me ha dicho esas cosas porque se piensa que soy pequeña. Pero yo ya soy grande y sé que mi mamá se ha muerto.



Estoy muy triste. Nunca pensé que podría estarlo tanto.



No entiendo por qué ha tenido que ser ella la que se muriera, por qué no ha podido ser la vecina de la esquina de la calle que vive sola con sus gatos, a esas señora no la quiere nadie y yo quiero a mi mamá, la quiero mucho.



Y encima no he vuelto a ver a papá desde esta tarde cuando me lo contó todo. Él también está mal. Pero no quiere estar conmigo. Si los dos estuviéramos juntos yo creo que estaríamos un poquitito menos mal. Pero no me quiere ver y yo también le echo de menos.



Hoy no quiero escribirte más, quiero pensar en mi mamá y en todo lo que hicimos juntas, además aún sigo llorando y casi no veo lo que escribo.



Un beso diario.



Si eres un poco mágico, intenta por favor que mi mamá esté conmigo.

Por favor.


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-     Gaby cariño, - mi abuelita Loli había entrado en mi habitación - tu papá quiere que bajes. Necesita hablar contigo – yo estaba sentada en el banquito que tenía junto a la ventana mientras veía como llovía, me había puesto la chaqueta roja que a mi mamá tanto le gustaba. Desde que ella se había ido, yo siempre llevaba algo que a ella le gustaba, y como le gustaban tantas cosas no tenía problema, podía elegir cada día una diferente, pero yo sabía que con cualquiera de ellas mi mamá se sentiría feliz.

-     Ahora bajo – dejé la foto de nosotros tres, mamá, papá y yo en nuestras últimas vacaciones juntos, encima del banquito y seguí a la abuelita escaleras abajo, hasta el despacho de mi papá – hola papi – me acerqué a él para darle un beso, no sabía que había regresado de trabajar, y llevaba varios días sin verle, mi abuelita decía que estaba muy ocupado. Se tenía que ir muy pronto y venía muy tarde, siempre cuando yo ya estaba dormida.

-     Gabriela siéntate – ni siquiera me dejó darle un besito, me gritó para que me sentara y me quedara quieta. Desde que mamá nos había dejado solos siempre me gritaba – en unas semanas comenzará el nuevo curso y he decidido que irás a un colegio privado.

-       Yo quiero ir con mis amigos.

-    Pero no estamos aquí para ver lo que tú quieres. A partir de ahora estarás interna en uno de los mejores centros de la ciudad.

-      ¿Qué significa interna?

-      Que te quedaras en el colegio a comer y a dormir con el resto de tus compañeros.

-      ¿No te voy a ver más?

-      Me verás algún fin de semana, cuando puedas pasarlo en casa.

-      Pero yo no quiero….

-     No quiero volver a repetir las cosas Gabriela, mañana irás con tu abuela a comprar el uniforme nuevo y todas las cosas que necesites, ahora vete a tu cuarto, tengo trabajo que hacer.


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Querido diario:



Mi papá no me quiere. Me quiere echar de su lado. No quiere tenerme en casa con él. Ni siquiera quiere verme.



Me ha dicho que me voy a ir a un colegio en el que me voy a quedar por las noches. Pero yo no quiero ir a ese colegio. No quiero quedarme allí sola. No quiero estar sola. En casa también estoy sola, pero al menos tengo las cosas de mamá y a veces papá viene a verme, además está la abuelita, que ya no llora tanto como antes y a veces juega conmigo.



¿Por qué todo el mundo me deja sola? ¿Tan mala soy? Yo quería decirle a mi papá que me iba a portar bien, que por favor me dejara quedarme con él, que no me iba a quejar, ni iba a volver a llorar por mamá, ni porque me doliera la tripa, ni por nada. Pero él no me ha dejado hablar, me ha gritado, como siempre hace y me he asustado.



No me gusta nada verle así, siempre está triste y siempre grita, ya no me viene a ver por las noches, y tampoco le veo por el día. Está enfadado y yo creo que está enfadado conmigo, pero no sé por qué, yo creo que no echo nada mal.



Echo de menos a mamá, cuando ella estaba con nosotros las cosas eran mucho mejores, papá sonreía mucho, y jugaba conmigo, y me llamaba chinita, ahora me llama Gabriela. Suena muy feo cuando me llama así. Papá solo me llamaba así si se enfadaba conmigo, mamá nunca me decía Gabriela.



Estoy otra vez triste. Desde que mamá se fue estoy triste siempre, y papá también, yo creo que cuando ella se fue se llevó alguna cosa que nos hace sonreír y por eso estamos tristes siempre. Porque la echamos mucho de menos.



Me gustaría cerrar los ojos y que al abrirlos ella volviera a estar sentada junto a mí en la cama contándome otro cuento nuevo de la princesa Gaby, mientras papá hace el tonto a su alrededor para hacernos reír a las dos. Y entonces yo me lanzó sobre ellos y les doy muchos besos, porque les quiero mucho.



Cada vez quiero escribirte menos, pero no es por ti. Es que tengo miedo de que tu también me dejes, ya te quedan poquitas hojas, y no creo que papá me quiera comprar otro diario, además no sería lo mismo, porque tu fuiste el último regalo que mamá me hizo. Tú eres especial. Te tengo que cuidar porque no me quiero quedar también sin ti.



Un beso diario bonito.



Y dale otro a mamá si consigues encontrarla.


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 -    Si me acompañan por favor, les enseñaré cual será la nueva habitación de Gabriela – la señora que había estado hablando durante muchísimo rato con mi papá nos hizo seguirla por un largo pasillo de la que, como decía mi tonto primo Víctor, sería mi cárcel - Esta es la estancia – nos dijo abriendo una puerta y dejándonos entrar a una habitación no demasiado grande y en la que había dos camas. Igual al final papá venía a verme alguna vez y se quedaba a dormir en la cama de al lado.

-      Me parece un sitio perfecto – dijo mi papá revisando todo.

-     La niña podrá guardar aquí sus cosas – dijo la señora abriendo un armario – y en este escritorio podrá realizar la tarea que le sea encomendada cada día.

-      Papá la otra cama es para…

-     Tú compañerita de cuarto vendrá en un rato y podrás conocerla – la señora rara me dio un golpecito en la nariz y me sonrió de forma extraña.

-      ¿Voy a tener compañera de cuarto?

-      Todos los alumnos del centro duermen en habitaciones compartidas, querida.

-      Papá yo no quiero quedar….

-     Me parece perfecto todo lo que me ha mostrado señora Santos, cuando desee podemos pasar a firmar los papeles, me gustaría terminar con esto cuanto antes, tengo unos asuntos que requieren mi presencia inmediata.

-     Por supuesto señor Cortéz, no le robaré mucho tiempo.

-     Pero papá….

-     Tú quédate aquí Gabriela y vete colocando tus cosas.

-     Papá yo no quiero quedarme aquí – comencé a llorar – quiero volver contigo a casa.

-   Por favor Gabriela, no te comportes como una niña pequeña, haz lo que te digo y termina este espectáculo, es bochornoso.


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Querido diario:



Hoy he conocido mi nuevo colegio. Es muy grande pero nada bonito. Parece una casa antigua de esas que salen en las películas de miedo que mamá y papá nunca me dejaban ver.



La directora  no me gusta nada. Tiene una cara rara y huele a algo que me hace estornudar. Además delante de papá me trata como si fuera tonta pero luego parece que está enfadada conmigo y eso que no me conoce, pero a papá siempre le trata como si fuera alguien importante.



Todavía no he visto a ninguno de mis compañeros, ni siquiera la niña que dormirá conmigo. Pero seguro que no van a ser tan simpáticos como mis amigos de verdad. Les voy a echar muchísimo de menos. Ojala ellos no me olviden como todos los demás.



Espero que mi papá venga a buscarme los fines de semana, es el único deseo que tengo, porque si lo hace volveré a ver mis amigos, y a mi abuelita incluso podría ver a mi primo Víctor, pero sobre todo volveré a casa con papá. Pero no sé si él querrá venir a buscarme.



En realidad si que lo sé. Nadie vendrá a por mí nunca, ni siquiera él lo hará. No vendrá a por mí. No lo hará porque mi papá me ha abandonado.



Ya no me queda duda de que no me quiere. Cuando me ha traído a mi nuevo colegio no me ha dirigido casi la palabra, ni siquiera me ha escuchado cuando me he puesto a llorar y le he dicho que me quería ir con él a casa otra vez y se ha ido sin despedirse de mí.



No me quería tener en casa, desde que todo pasó no me quiere, y estoy segura que es porque yo tengo la culpa de que mamá se fuera.



Lo he estado pensando mucho y mamá se fue el día que papá y yo fuimos al zoo. Ella tenía que ir a trabajar y tenía que conducir por un sitio muy malo y papá no quería que fuera sola, pero yo no quise que fuera con ella porque quería ir al zoo y por eso mi mamá ya no está con nosotros, y por eso mi papá me odia y por eso estoy en este odioso colegio encerrada.





Bueno, ya es muy tarde, me han dicho que tengo que apagar la luz pronto porque si no lo hago me pondrán un castigo, y no quiero que me castiguen más. Voy a intentar dormirme pero no se si podré, porque tengo mucho miedo, no me gusta estar aquí sola.



Te quiero mucho diario y a mamá también, si puedes díselo, no quiero que se le olvide, ni que se enfade. Y también quiero mucho a papá, aunque él ya no me quiera a mí.



Un beso diario lindo.


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-      Hola, me llamo Silvia, soy tu compañera – era una niña rubia, con pecas por toda la cara y me estaba sonriendo.

-       Hola, yo soy Gaby.

-      ¿Gaby?

-       De Gabriela.

-       Ah, me gusta tu nombre. Eres nueva ¿Verdad?

-       Si ¿y tú?

-       No, yo llevo aquí desde los seis. Este es mi tercer año.

-      ¿y por qué tus papás te mandan aquí?

-      Porque ellos viajan mucho por su trabajo y es mejor que me quede aquí, es un buen cole, y además, me gusta estar aquí.

-       Que suerte tienes

-       ¿No te gusta el cole?

-       Este no, me gustaba el mío.

-      Bueno, ahora este será también el tuyo, ya verás como dentro de poco te gusta, yo te voy a enseñar todo, vamos a ser grandes amigas, ya lo verás.

-       Eso me gustaría.


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 Querido diario:


Hoy ha sido mi primer día de clase.



Pensé que me iba aburrir muchísimo y que no iba a poder hablar con nadie porque nadie iba a querer ser amigo mío, pero no ha sido así.



He conocido a mi compañera de habitación, se llama Silvia, es una niña muy guapa y me ha parecido muy maja. Hasta ha sido simpática conmigo y me ha dicho que me va a ayudar y yo creo que vamos a ser amigas. Bueno al menos hasta que deje de quererme cuando haga algo mal. Pero voy a tener mucho cuidado para que eso no pase y quiera seguir siendo mi amiga.



Sus papás la dejaron aquí porque viajan mucho, pero me ha dicho que todos los fines de semana que pueden la llevan de vacaciones con ellos para poder disfrutar los tres juntos, y que además le mandan cartas, regalos y hasta dice que la llaman por teléfono casi todos los días.



Ojala papá también me haga a mí todas esas cosas, porque así podría hasta gustarme un poco estar aquí. A ella le encanta y yo creo que es por eso.



Silvia me ha presentado a muchos niños, algunos de ellos van a clase con nosotras, pero otros son de cursos diferentes al nuestro. Todos han sido muy amables conmigo, pero yo creo que es porque todos son amigos de Silvia, ella tiene muchos amigos. A mí también me gustaría que todos esos niños que he conocido se hicieran amigos míos y quieran jugar conmigo.



Y también me ha estado enseñando el colegio después de las clases. Este sitio es enorme si no hubiera ido con ella seguramente me hubiera hasta perdido, pero con ella es imposible, se sabe todos los caminos, incluso me ha dicho que hay pasadizos secretos que llevan a salas escondidas a las que nadie puede ir. Me ha dicho que me los va a enseñar, pero tenemos que ir con cuidado porque si nos descubren nos meteríamos en un buen lío, y yo no quiero tener problemas, y mucho menos que papá se enfade conmigo todavía más.





Mañana volveré a tener más clases y volveré a ver a todos los niños en clase y en todas partes, porque como estamos todos juntos, no dejamos de vernos, aunque no tenemos mucho tiempo para jugar, porque ya nos han mandado muchos deberes y tareas que hacer.



Me gusta un poco más que ayer estar aquí, ahora al menos tengo conmigo a Silvia y puedo hablar con ella cuando estamos en el cuarto, no es como estar con mis amigos de casa, pero al menos me gusta estar con ella, bueno y con los demás también.





Igual estaba equivocada y ella tiene razón y estar en este nuevo cole me acaba gustando tanto como a ella. Pero de todas formas, aunque me guste estar aquí,  seguiré echando de menos a mis amigos y a mi familia… y sobre todo a mis papás.



Tengo que apagar la luz ya, además Silvia ha vuelto del baño, y tenemos que ir a dormir para que no nos riñan.



Un besito muy grande diario.



Dile a mamá y a papá que lo siento mucho y que les quiero mucho.




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Bueno, esta vez es una historia corta. Fue creada para unas rondas literarias en las que había que seguir unas premisas y no fue mal la cosa, así que ahora lo pongo aquí como una novela corta, aunque en realidad son seis relatos encadenados, es decir, que los personajes son los mismos pero hay saltos en el tiempo, y a veces, la forma en la que están narrados cambia (tercer y primera persona, desde la visión de diferentes personajes...).
Como ya está hecha entera intentaré colgarlos un poco seguidos. 


1 comentario:

  1. Me he emocionado...
    Sólo te digo eso y con eso te digo todo,
    Voy a seguir leyendo los demás :)

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