Había jugado y había perdido, sin querer, lo que más
me había importado en la vida. Lo sabía mejor que nadie. Pero no podía hacer
otra cosa, no me dí cuenta de lo que ocurría hasta que ya era demasiado tarde.
Estuve ciego y cuando por fin me decidí a abrir los ojos ya era demasiado
tarde, para los dos.
Llevaba demasiado tiempo rogando, pidiendo un perdón que
no me merecía pero que anhelaba conseguir más que nada en el mundo.
Tan solo una oportunidad, una última oportunidad. La
definitiva, en la que esforzarme al máximo, en la que aprender de mis errores y
no volver a estropear las cosas.
Día tras día, llamada tras llamada, te habías negado a
esto y sin embargo el destino estaba de mi lado. Quizá un rayo de esperanza en
la aciaga soledad en la que me encontraba.
Escasos metros nos separaban y no iba a dejar que te
escaparas. No otra vez. Corrí hacia a ti con energía desmedida. Ansioso de
verte, de poder hablar contigo y pedirte perdón.
Tú te volviste y me viste. Tu sonrisa dedicada al resto
del mundo se centró en mí y, como un espejismo en el desierto, desapareció.
Tu rostro se trasformó y la tristeza te invadió, llegando
a tocar incluso mi corazón.
Caminé con pasos cortos y controlados hacia ti sin dejar
de mirar esos ojos que me habían adorado y que ahora solo me mostraban el daño
que te había hecho y me desgarraban por dentro.
Y entonces me di cuenta de todo. No podía volver a
hacerte lo mismo. No era justo para ti que lo hiciera.
Me paré frente a ti. Escasos centímetros nos separaban
pero eso ya daba igual.
Recordé todos los desplantes que te hice, todas las
lágrimas que derramaste y te miré consciente de lo que el destino me había
querido mostrar.
Tuve mi oportunidad y la dejé escapar. Te dejé ir y ya no
tengo derecho a volver.
Y si ahora te escribo estas líneas es para que comprendas
que finalmente lo entendí. Te quise, no como te merecías pero lo hice a mi
forma, y es ahora cuando lo acepto por fin, cuando me doy cuenta de que tú
buscabas algo más, algo que jamás te podría dar.
En mi interior aún sueño con volverte a ver, con que me
permitas tenerte de nuevo cerca dándote mi inútil corazón, pero sé que eso no
será posible, porque ni yo mismo me lo permitiría, y aún así no puedo dejar de
echarte de menos….
Dobló la carta sin
haberla terminado de leer siquiera y cerró los ojos, dejando que las lágrimas
bañaran su rostro.
Si tan solo lo
hubiera sabido antes. Si le hubiera dicho todas esas cosas aquel día en el que
se encontraron de nuevo.
Se arrodilló sobre la
hierba, aún húmeda, acariciando con los dedos las letras grabadas en la piedra.
Ahora si era tarde.
Tarde para los dos. Él se había ido y la había dejado de nuevo sola, perdida
entre la multitud, con el corazón aún más quebrado que antes. Con el dolor por
no tenerle, por lo que pudo haber sido y no fue.
Se recostó sobre la
hierba, queriéndose sentir más cerca de él. Queriendo recordar los últimos
momentos, las cosas que pasaron juntos.
Agarró un manojo de
hierba entre sus dedos, apretándola con fuerza, deseando poder anclarse a él
para siempre como ahora lo estaba haciendo con esas insignificantes hojas.
Jamás volvería a
tenerlo junto a ella. Nunca más sentiría su dulce aliento sobre su mejilla, ni
volvería a sentir sus manos sobre su cuerpo, sus labios sobre los suyos.
Cerró los ojos de
nuevo, inconsciente de que las lágrimas continuaban manando sin control, y
recordó cada palabra de esa carta. Su última carta.
Si tan solo se
hubiera conformado, si hubiera aceptado lo que le entregaba, ese amor que era
todo de él, ahora continuaría junto a ella y no le habría perdido.
Si tan solo le
hubiera detenido aquel día para decirle lo que se negaba a admitir. Si le
hubiera llamado para hablar con él. Si le hubiera impedido hacer ese viaje.
Ahora estaría con ella. Con ella para siempre. Y no tendría que estar
sintiéndose así. Completamente destruida.
Llevaba tan solo dos
días sin él y ya se sentía perdida. Ya sentía que su vida no tenía sentido, que
nunca tendría sentido.
Le echaba tanto de
menos….
*-*-*-*-*-*-*
Bueno, relatillo muy breve, pero fue escrito para una actividad en la que las pautas eran que fuera corto y basarse en una canción, que como se deduce del título es Sueños Rotos, de La Quinta Estación. Espero que, al menos, le encontréis relación.
Hola,
ResponderEliminarHe visto que me contestaste al otro comentario. Deberías de seguir la otra historia. Era interesante.
Me he leído esta también, debería de estar estudiando, pero aquí estoy jejeje
Bueno, no sé si ha sido que he puesto la canción de fondo mientras la leía o tú que eres un artista, pero mira que es cortita y aun así ha conseguido emocionarme. Buen trabajo!
Sigue publicando poco a poco eh! porque me encantas! :)